Premio Mejor Espectáculo para Adultos (Granada Joven 2017)
La mujer más fea del mundo de Carlos Be (LMMFDM) se estrenó en Málaga en Junio de 2015. En ella la protagonista narra de forma casi arbitraria recuerdos que la han llevado a convertirse en lo que es: un personaje marginado por una sociedad abrupta en la que los cánones de belleza marcan el grado de aceptación dentro de sí misma. La fea relata un viaje por su infancia y su madurez en busca de cualquier tipo amor que no le ha sido brindado por su fealdad. Esta búsqueda infructuosa se convierte en el conflicto existencial de la mujer que se encuentra encadenada a la botella como si de un Prometeo moderno se tratara.
El estilo de la propuesta será Teatralista-surrealista al entender la confesión de la protagonista como un viaje interior como proponía André Bretón, padre del surrealismo. Lo definía
como un descenso vertiginoso dentro de uno mismo. El surrealismo utiliza la simbología para establecer su interpretación o estética. Y siendo así esos espejismos o visiones de la mujer
tendrían la estética de los sueños con la combinación de elementos de apariencia real con símbolos, deformaciones, distorsión, etc.
La situación extrema en que se encuentran el personaje se refleja en la tensión que se respira en el ambiente. La sensación en la atmosfera es de culpabilidad, pues esta mujer no es capaz
de huir o de enfrentarse al mundo. Con un brillante texto de Carlos Be por este poder de sugestión que adquirieren las palabras, los atrevimientos expresivos reafirman la crudeza de
su dramaturgia. Este valor ya implícito en el arte escénico es un componente que añade belleza al espectáculo, que aumenta de registro con la tensión y la agresividad de esa acción
contenida, densa, a punto de estallar. El autor se sumerge un mundo de complejos, agobios y represiones por la condición social de la protagonista que se encuentra desesperada por definirse a sí
misma y encontrar un rol en la sociedad.
Si tuviera que elegir entre un teatro grande y famoso y una sala pequeña e íntima, sin duda me quedaría con la segunda opción. El pasado jueves estuve en una sala acogedora, un espacio que crea el ambiente perfecto para representar obras minimalistas. Estuve en la sala Espaciu viendo La mujer más fea del mundo. Fui afortunada, asistí al preestreno de la primera obra de teatro montada por el director, Chema Caballero que compartió con el público su emoción, y además añadió: “sí, hacer teatro en tiempos difíciles“.
La mujer más fea del mundo vive en una buhardilla, sola. Sola, triste y desencantada con la vida. Con un saco de arpillera cubriéndole el rostro las historias de la protagonista no son alegres. No asistimos a una obra fácil de digerir, pero el humor no falta en el monólogo. Es precisamente este ambiente de tragicomedia el que provoca reacciones en el público: de una carcajada a la falta de respiración.
Una infancia complicada, la falta del amor, la amistad, la muerte, y sobre todo la vida, son algunos temas que a lo largo de la obra la protagonista toca con sus historias personales. Ah, y el sexo.Siempre el sexo que brilla por su ausencia e incluso puede dejar un sabor amargo: “soy tan aburrida que cuando me masturbo se me duerme la mano”. El montaje de la obra es muy cuidado y todo tiene su porqué como se verá al final.
El tormento de la protagonista se convierte en el tormento de cada uno de los asistentes. ¿Quién no ha sufrido por amor? ¿Quién no se ha sentido solo? “Soy un menú regalado que nadie encuentra. No hay víctimas, no hay culpables”. Si tuviera que elegir un momento sería ese en que la protagonista sentencia: “soy fea porque no soy como ninguno de vosotros”. Si tuviera que contestar algo sería: “eres bella porque no eres como ninguno de nosotros”. -
Morales Casas - Aforo Libre